AMPLIACIÓN CONTENIDO

Javier Orrico. Catedrático de Lengua y Literatura.

Lo que pretendo con esta sección es recuperar lo que nunca debimos consentir que se nos arrebatara: que nuestra misión es enseñar, transmitir los conocimientos ¿y, sobre todo, el amor por ellos- de los que somos herederos.

Que ese timo de la estampita con el que la LOGSE y sus diferentes disfraces nos han aplastado, el de que ya no tenemos que enseñar, sino ¿educar¿, ¿mediar didácticamente¿ o ¿atender al aprendizaje¿, y otras formulaciones camelísticas, es el origen de todo el desastre que hoy sacude a nuestro sistema. Nosotros no somos quienes para creernos con legitimidad para ¿moldear¿ a nadie: es la cultura que representamos la única que nos legitima, la que ha de modelar, en todo caso, a través de la confrontación de modelos, de ¿ejemplaridades¿ que permitan a cada persona, a cada alumno, elegir en libertad, hacerse desde la libertad. Han de ser Celestina, don Quijote, Emma Bovary, doña Endrina y don Melón, el Cid, Tenorio, Garcilaso, Quevedo, Moratín, Max Estrella o Jekyll y Hide los que ¿educarán¿. Y que nuestra obligación es contagiar, infundir la pasión por la belleza de las palabras y los sentimientos que conllevan, por la vida irreductible a ese macilento lenguaje de los tecnócratas que han pretendido presentar la literatura como un mero registro especializado. Volvamos a enseñar literatura: a amar los libros, a conocer a los hombres que los hicieron posibles, a entender con ellos las épocas en las que vivieron y sufrieron, a tenerlos cerca cuando necesitemos consuelo y plegaria. A transmitir la intensidad y la plenitud que sólo el arte nos proporciona. Lo que iré haciendo es ¿colgar¿ algunos de los textos que produje durante mis muchos años como profesor de Literatura, antes de que la LOGSE nos redujera a alfabetizadores, pero también otros que fui publicando como periodista, siempre referidos a la creación literaria. Empezaremos por lo específicamente relacionado con la enseñanza ¿aquí pondríamos ¿la práctica docente¿, según el lenguaje ¿cursícrata¿ que se ha ido adueñando de todo, y que evitaremos siempre que podamos, pues el lenguaje es el mundo: lo primero que nunca hubiéramos debido olvidar- de la literatura, para ir más adelante recuperando textos en los que recojo mis ideas y preferencias sobre lo literario. Que esta sección vuelva a dar pie a conversaciones y debates como los que sosteníamos en las salas de profesores hace veinte años, cuando hablábamos de algo más que de la ¿adaptación curricular¿ o de la última sandez televisual. Que no perdamos la fe en aquello que nos da sentido: enseñar. Volver a enseñar Literatura, que fue siempre una de las profesiones más hermosas del mundo. A ver si les pudieran dar por saco, con perdón, a la lingüística del texto, a los actantes, a los cohesionadores, al nivel de competencia curricular y al plan de acción cenutrial, y regresamos al Romancero.

12/12/2006 21:41:42