Heisenberg demostró que la medida de una magnitud de una partícula cuántica alteraba su estado, de forma que no se podía medir otra magnitud simultáneamente. La célebre fórmula de Heisenberg: nos dice que el margen de error con que medimos la posición de una partícula, multiplicada por el margen de error con que medimos su momento lineal es siempre mayor que h (constante de Plank).